Gracias selectividad, por no darme la nota para quedarme en Logroño. Universidad San Jorge, se echa de menos. Todos los momentos buenos y malos, de fiesta máxima y de estudio corriendo a última hora. Esos jueves universitarios, que perdoné uno. Esas resacas de los viernes, que no me perdonaron una. Esas risas de los lunes recordando. Los miles de trabajos infinitos que hemos hecho. Las horas y horas en la cafetería. Ese partido de fútbol que quedamos 5 – 1. Esos descansos entre clase y clase para ver a mi chico. Esos mareos en el autobús para ir a clase después de comer. Las clases con mis chicas en primera fila, con un documento de Word en blanco y ocho pestañas de: twitter, tuenti, facebook, minijuegos, zaramoda, relojes de china, etc
¿Pero sabeís qué? Canarias nos espera!
¿Y esa residencia? Esos momentazos en la habitación 113, bendita sea la cam deformacaras del Mac de Elena. Esos disfraces de pollo, ese último adiós al cactus de Marina, esas broncas por armar jaleo los viernes a las 7.00h pm. Esa puntualidad para comer y esa comida buena de las monjas.
¿Echaré de menos la residencia? No, pero porque me llevo a mis chicas preferidas a un piso perfecto. Sin horarios. Sin verdura de primero y pescado de segundo. Bien de pasta. Bien de colesterol. ¿Nos volveremos obesas?
Próximamente …
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